El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 16, No. 703, Ed. 1 Thursday, February 19, 1903 Page: 3 of 4
four pages : ill. ; page 24 x 17 in. Digitized from 35 mm. microfilm.View a full description of this newspaper.
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l encontrar frente & frente. Hay pre-
«(|ue en vano pretendemos alejar de la mente
a el de que maOana habré dejado de existir.
ratera que aepara esta vida de otra mejor, si es
lio quiere, vengo 4 suplicaros con humildad,
s 1a vida de Mario. MI agonía ha sido muy
a. Me estoy muriendo lentamente, ~ es upa mo-
lí que hace este ruego póstumo,
ila oon la mirada aquel conjunto de perfcc-
stlgadas por el dolor, como abarca el mozo del an-
i de ud hospital el desnudo cadáver de una mujer
A tendida en la plancha de un anfiteatro. Y es que
Ja desenfrenada ni á la muerte respeta.
6, luego, unos Instantes de silencio y dijo, ul tin;
Ya esperaba que vendríais & buscarme. Venís á salvar
vida. ¿Y quién se encargará de salvar la mía? Yo
i muero ¡i sólus, lentamente, sin que nadie tenga piedad
de mi. Vos me matais y nadie se presenta á demandaros
isión de ral. Me habéis empujado al crimen y aun
| así os presentáis en una actitud vengadora. Decidamos,
i vez por todas, esta extrafia situación. Ved comi^cor-
en las agujas del reloj. Cada minuto que pasa es un paso
juc Mario da á la eternidad. ¿AccedeísV
-Dejadme reflexionar.
-Es que ¡al fin!
jp! ■—Vuelvo á deciros que necesito pensar en la Inmensidad
del sacrificio.
Sentóse la Tosca en un sitial, en tanto que Scarpia, so-
nando la campanilla llamó á uno de sus servidores.
--Traedme,—dijo,—un poco de té.
Volvió el mozo con un servicio de plata en una bandeja y
en tanto que Scarpia sorbía á pequeños tragos el té, refle-
xionaba Florla en lo que deberla hacer.
-A todo estoy decidida exclamó la Tosca, levantándose
■ de su asiento.
-.Pero ¿es veidad? —
^Dejadme concluir. ¿Quién rae asegurará que Mario no
erá ejecutado?
^-Mi palabra. He dado la orden de que lo ejecuten; pe
i no podría revocarla sin un motivo legítimo. Inútil se-
; ría buscarlo. Voy, pues, á dar la orden de que el fusila-
miento sea simulado.
Cuando la tropa se retire, Cavaradossi estará sano y salvo
| y podéis ambos marchar al extranjero, antes que despunte
el día.
-.Pero ¿cómo se suspende la ejecución?
-Muy fácilmente; voy a extender una contra orden que
llevareis vos misma. ¿Qué decís de esto?
- Que acepto. Extendedla en el acto.
Ebrio de lascivia, Scarpia se dirigió á la mesa y, á vuela
iluma, escribió las siguientes lineas.
"Ordeno y mando que el reo Cavaradossi sea puesto on
libertad inmediatamente."
Y le entregó el papel á la Tosca.
| —¿Y la firma? preguntó ésta.
^Dispensad. Kso será después.
—¿Y por qué?
—Poique aún no recibo la recompensa.
-Luego, descontins de mi palabra.
Al decir esto Florla se fué acercando á la mesa de Scarpia
' al apoyarse en ella vió un pequefio pufial demasquino, en-
litnade unos papeles. Kn este momento sonaron pasos en
1 htltesala y Scarpia corrió á echar el cerrojo.
Aprovechando el incidente ocultó Kioria el puñal cutre
I* los pliegues de su falda.
— Venid, dijo Scarpia, oi tiempo vuela.
—Pero ¿la firma?
yu firmaré. Y se abalanzó á la Tosca como un .sátiro
1 ébrlo.
i -fluíame! exclamó la Tosca Iludiéndole el pufial en el
orazón: querías un avida y una honra á cambio de una t r«l
llón. Ka conciencia no me remuerde ¡il matarte
payó Scarpia en el pavimento, con los brazos en cruz. y
l exhahir un quejido y la Tosca quedó en pie, rigola >
mtc, ante el cadáver del miserable.
l'Rsinó un Instante soleuiue. Solo se oía el chisporrotear de
i velas que se consumían en los candeleras que habfa so-
lí la mesa. Tomó Florla aquellas velas, las puso á los la-
i del cadáver y descolgando un pequefio crucifijo que col-
ten la pared, lo depositó sobre el pecho de Scarpia.
>-tRoma! ¡Estas vengada! exclamó con acento solemne.
En seguida cerró con llave las puertas y salió por una se
éta que estaba en un extremo de la habitación
mal)
que
tdh
i vir
Repetidas veces se a
gtltandolv al ooohero que fustigare i los oaballos, porque
aquel \'ía trucis no tenia término. .....
La amarillenta luí de un día nublado comenzaba á des
puntar en el horizonte, haciendo mucho más tríete te de
las ceras que parpadeaban en el altar de la capilla. Pre-
sentóse un grupo de polloíaB. Mario y el capellán fueron
llevados & un carruaje celular el oual partid á escape al cas-
tillo de Santo Angelo.
Más parecía aquello una fuga que los preliminares de una
ejecución de justicia; pero Scarpia había mandado la víspe-
ra que así se hicieran las cosas, para etitar que los carbo-
narios pudieran protejer la ftlga del preso en uno de tantos
rasgos de audacia de que habían dado muestras constan-
tes.
Mario no se daba cuenta de aquello y de pronto acarició
la esperanza de que había mandado suspender la ejecución
mandándolo confinar á algún castillo lejano. Acaso le con-
cedían la vida, pero tal vez no volverla más á ver á Florla,
consumiéndose en un Inmundo calabozo.
El capellán no dejaba de comprender que aquella era su
posición Infundada. De ser cierto lo que Mario creía ¿á
qué iba el capellán á su lado? Se abstuvo, sin embargo, de
comunicarle á Mario ese pensamiento para no arrebatarle
la última esperanza de vida que le quedaba al infeliz.
Cuando llegó Mario al castillo de Sonto Angelo, mandó
el jefe de la escolta que custodiaba al reo que regresara á
liorna el capellán, en el mismo carruaje que lo había condu-
cido.
Acato, dijo, las órdenes que habéis recibido; pero en
nombre del sagrado ministerio que ejerzo no puedo menos
iiue protestar. A ningún reo se le priva de los consuelos
<le la religión hasta el último instante de su vida. En me-
tilo del delirio furioso de matar que tuvieron los terroristas
lie Francia en 17US y de sus Ideas anticristianas no le ne-
garon al rey Luis el que lo acompañara tiasta la guillotina
el abnegado abate Firmónt que exclamó al ver que caía la
cabeza del monarca en el cesto fatal: "Hijo de San Luis,
sube al cielo "
--Señor, repuso el Oficial, soy mandado y cumplo con el
mandato recibido.
-Adiós hijo mió, dijo el capellán hondamente conmovido;
retaré por vos durante el día Con «1 alma os acompaño en
el momento pobrero de la vida.
Rodeado de la escolta subió Mario con pié firme la rampa
del castillo y a! llegar á la plataforma lo fué entregado al
alcaide, con las formalidades debidas.
Este dió el reoilio del reo á la escolta é inscribió en su
liliro:
"Mario Cavaradossi.—Para ser ejecutado, de orden su-
prema."
Aquel hombre que no era carcelero y tenía buen corazón,
contempló con tristeza ai joven infortunado que en breve
dejaría de pertenecer al mundo, y le dijo afablemente:
—Sentaos, señor, en este banquillo y decidme si en algo
puedo ser\ iros.
—(¡radas, contestó Mario. Quisiera, si me fuera permi-
i ido, escribirle una carta á la que ilia á ser mi esposa, y que
os dignaseis enviarla á sw destino.
— Podéis hacerlo; aquí tenéis pluma, papel y tinta.
El alcaide se retiró discretamente, á corta distancia y
Mario se puso á escribir su eterna despedida.
Entregado estalla á esa ocupación, cuando un grito de go-
zo Infinito le hizo volver el rostro y ponerse en pié.
Floria se le acercó jadeante, enlazándolo con sus brazos.
lilos mió! dijo, he podido llegar á tiempo. ¡No mori-
réis, Mario mío! He podido lograr no solamente tu Indul-
to, sino es. e salvo conducto para que podamos marchar de
Roma. Kl fusilamiento sera fingido para salvar las apa-
riencias. Cuando la tropa se reí ¡re saldremos de aquí pa-
ra \ enecia.
— Pero ¿no es que la liebre te hace delirar?
— Lee el salvo conducto para que quedes convencido.
Cuando así ' ahlaban los amantes, locos de alegría, se
presentó el oficial encargado de la ejecución de Mario y to-
cándole en el hombro le dijo:
■ -Ha llegado la hora!
Mario pregunlósln Inmutarse;
—¿Cuál es el sit lo en que delio colocarme?
— Allí, en ese lado de la muralla. Voy á vendaros.
...\o, dejadme. Quiero ver llegar la muerte sin pesta-
ñear.
Kol ivt.iitf " se hacían aquellos fúnebres preparativos, la
Tosca se :i)•' á gran distancia, volviendo el rostro á la
ciudad de liorna. <iue se esfumaba entre las brumas de la
aurora.
Aun cuando se t rutaba de un simulacro de fusilamiento,
no tenía valor para contemplarlo.
Son ' una il 'srartfJi.
Rodó Mario sobre la terraza v los soldados se alejaron.
Es pe ró Fio- .t un rato-y luego corrió al lugar donde su
a maní e s< encontraba. con el rostro pegado á la tierra.
- lie ahí un artista que finge la muerte como yo no po-
dría'hacerlo en la escena.
Sonriente, a'liorozada, exclamó luego:
- Levántate amor mfo! No hay tiempo que perder.
Mario permanecía inmóvil.
...; Por qué no me respondes? exclamó la Tosca, levantan-
do la cabeza de Cavaradossi.
Sus manos se mancharon con la sangre, callente aún, del
desdichado artista.
Pero qué (a esto, Dios del cielo? exclamó Florla hor-
infjoMpbl
a disenteria crónica por JIO
dice que el Remedio Cham-
bwlain par el Cólico Colera y
indiana de ColvUle, Diarrea, le hi*o vaha bien que uin
-- - «ana otra medicinf qne babia
usado jamás.
Lo vende Chapa y Dreiss y to
das las boticas.
Jessie Dirk, del
y Andrew John Acsneea
de New York, hlao una visita al
Presidente Roosovelt, hoy. Esto
Indios e presentaron envueltos
en brillantes ponchos y fueron
introducidos en la Casa Blanca
por el general Leonard Wood y
el Coronel H. L. Scott, ios cua
les pelearon en un tiempo en el
Oeq|e contra la tribu del Cacique
Josepb.
El Presidente recibid las visi-
tas con mucha cordialidad y Ies
causó una alegría inmensa con
vidándolos á asistir en calidad de
huespedes á una recepción mili
tar y naval para ta misma noche
en la Casa Blanca, la cual invi-
tación aceptaron con regocijo.
Están de paso en Washington,
para atender la discusión en el
Congreso de una Legislación que
los interesa ospecialmente.
Quedó aquel cadáver oh medio de la ancha cámara en
Qomentáneñ abandono, sin que nadie pudiera, sospechar
i una débil mujer había vengado á Italia, librándole del
i encarnizado de sus enemigos, en tanto que la Tosca,
ilvldando su crimen, se dirigía al castillo de Santo Angelo.
CAPITULO XXIX.
Dos almas que ss unen on «1 cielo.
le noche aquella!
>en sangre,solo, tendido en medio de la gran sala
> por dos agonizantes cabos de vela descansaba
erlan en el ataúd ninguna mano amiga ce-
ní un lágrima ni un bendición caerían so
i de 1 cárcel, Mario, arrodillado
i más comp-iflt qne el capellán de la
la Tose áquien creía no volver á con
ronzada al cont emplar aquel rostro despedazado por las ba-
las. ;I,o han matado! ¡Infames! Y también han mata-
do mi corazón.
--¡lióla ahí! gritaron unos esbirros, subiendo precipita-
damente la escalera de la plataforma del castillo. No tar-
darás en morir como ha muerto ese hombre, para espiar el
asesinato del conde Soarpia.
La Tosca corrió al parapeto y se puso en pié sobre la ele-
vada cortina que t iene una ¡..mensa elevación.
Su altiva y bella ligura se recostaba trágicamente en el
horizonte.
—¡Si, moriré, dijo con solemne y enronquecido acento,
pero sin qne nadie pueda tener el gozode haber manchado
mi cuerpo con el Impuro contacto de sus manos
Los esbirros se acercaron.
^ Atrás, exclamó, no está aquí el tribunal que debe juz-
garme. ; Voy á citar á Scarpia ante el tribunal de Dios!
Y se lanzó al vacío.
Desde la alt ura de aquel castillo gigan-esco, se veía el
cuerpo despedazado de la Tosca del tamaflo*flel de una nina
de seis ¡tilos; y una gran multitud con terciaba asombrada
aquellos restos Informes. ' ¡, ,
La noticia de aquella tragedla, pocas veces registrada en
los anales de 1 ciudad, corrió por Boma oon la rapidez del
viento, llegando á oídos del capellán que habla asistido á
Mario en sus últimos momentos, y aquel buen hombre se
encargó de sepultar en tina misma fosa los cadáveres de Ma
rio y de la Tosca. •
Sobre el de Scarpia, solamente cayó el desprecio y la mal-
dición de aquellos cuyas hijas, esposas y padres había sacri-
ficado aquel verdugo.
CAPITULO XXX.
El Kaiser y la telegrafía alemana
El Emperador Wil'iain de Ale-
mania estuvo un día de la sema-
na pasada en la Universidad téc-
nica de Berlin, A!em , observan-
do con interés el funcionamien-
to de los aparatos de telegrafía
rápida del sistema Pollak-Virag.
Los aparatos permitieron despa-
char Un promodio do 50,000 pela
bras por hora sobre un circuito
de tres millas du longitud.
Mandó, entonces, el Kaiser que
se fuera á buscar á la Empera-
triz, al Ministro de Correos, a!
Jefe del Estado Mayor, y á va-
rios otros personajes distingui-
dos del Imperio, á todos los coa
los explicó técnicamente en cuan
to lleguroti al lu^ar, de qué ma-
nera trabajaba ol nuevo aparato
telegráfico.
El Gobierno alemán se dispone
á experimentar con el nuevo sis-
tema entre las estaciones de Ber-
n y de Koenisberg, una distan-
cia de -ItX) millas
Un divorcio notable.
Dos cónyuges, el Sr. Juan Ro-
dríguez y su señora, viviendo á
3,000 millas de distancia el uno
de esta otra, acaban de divorciar
se de acuerdo mutuo y sin recur-
rir á los Tribunales al mismo
tiempo que protestando la mayor
estimación mutua. El nombre de
señorita de la divorciada era Mar
garita Argey. Su ex marido es
socio en una casa comercia) de
México que explota una factoría
de cerillos. La ex pareja son pa
dres de un hijo llamado José, de
diez anos de edad.
¡Üegún declaración de la mujer,
su ex marido y ella descubrieron
al poco tiempo de haberse consu
mado su unión que el casamiento
no había sido acortado, y el se
flor Iiodriguez le sugirió la sepa-
ración diciendo que ella perdía
su tiempo si duraba el lazo.
En virtud del arreglo que si-
guió, el señor Rodríguez pagó
♦2,000 á su divorciada esposa, le
concede los dorechos do tutelaje
sobre su hijo, y promete formal-
mente no molestarla de ninguna
manera en lo sucesivo.
PESQUISAS.
Deseo saber el actual paradero
de mis dos hijos Calixto y Tirso
Lucio, que hará como un mes se
enoontrabun en Sierra Mojada;
las personas que rae hagan el va
lioso servicio de comunicarme su
paradero, me harán favor de di-
rijirme sus cartas «sí:
Merced Chavo/., 714 S. Pecos
St., San Antonio, Tex.
2—1—1—03.
-^Benito Garza recídenteen Ca
ve Creek, Arizona, desea sabor
el lugar de residencia de su hija
Rosa de Rivera Sánchez Cual
quier noticia referente á su para
dero sírvase-dirigirse al referido
Sr. Garza al lugar arriba mencio-
nado.
lm. -• -2 4—<J0;¡.
Sociedad "Hermanos y Amigos
del Trabajo "
Este os el nombre de una So-
oiedad mutualista que en 1901 sel
instaló en Elgin, Texas, y la cual, !
debido á los esfuerzos y actíví I
dad de sus miembros fundadores,
ha logrado engrandecerse.
El Presidente actual de dicha
Sociedad lo os ol aprociable Sr
Don Juan I Mendez.
1-2(1 (•:;
BENITO JUAREZ.
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Refugio, Texas, Agosto 4 do
1902.
"Por aqui se está generalizan
do]el uso de las crucesiiaa elóc
tiicas, y creo*.me harán más po
didos, pues algunas'personas que
las usan están muy conformes y
confiesan que les han hecho mu
cho bien en algunos •niles cróni
eos."
F* Ji¡n' (Quintero.
ira el
La mano da Dio .
jg.
•ul 1 ... . . ,
ofo / ol penMdm
■
vvmtr,'.'í
la laaclvln apaj
* lt«rr
llcaclrtn.
Curado de la consunción.
NJr. B. W. Kvaus, de Clear«a-
ter, tan, Kan., escribe: "Mi ma-
rido estaba guardando la cama
hacia tres meses y los médicos
decían que estaba atacado de con
sunción fulminante Nos propor
cionamos un frasco del Jarabe
Horehound de Ballard y dicho
remedio lo curó. Ksto aconteció
hace aeis afios y desde entonces
hemos procurado tener siempre á
manos uua botella del preoioso
remedio. No podemos pasarnos
sin él. fis soberano para resfria
dos y la tos. No tiene igual.
Precio 25c., 50c. y $1.00, en las
boticas F. A. Chapa y Milán
urnnt
-na-
NO M.
w.r
OTRA CUUACioN HK.lilDA A LA
CHUZ.KLK* riJK.'A
Habla el paciente:
"Ahora paso rt suplicarle hable en su
Ilustrado semanario "Kl Regidor," las
virtudesde la Cruz eléctrica. Yo estulta
tan enfermo de reumas uue temía tu-
llirme, pero ful curado como por uiila-
lagro, y lo mismo pasó li.mi esposa, y
por eso queremos que se sepan las vir-
tudes de esa cruz. Confio en que I d.
hará públicos esos milagros, pues yo no
tengo palabras suficientes para expre-
sarme. Su Servidor
J. J. CHAVKZ.
lo 1
MANERA DE USARLA.
Soapétidaar ñr\ anillo aue y pangase en movtmieelo, leelenóe «ild 4e MSee éc
remoTtr ligeram-ir*; r. boi«'«n gnc i a detiene y rl cual uoio sirva para impedir a« aacilaclOa
-ivjiQda so m llene en aso SI al n.scfUr trop -rase eoa loa vidrios «ue cubre* «os lados para
protegerla coutra 'i tiempo v.j^lvase un poco ei rompAs hasta lograr qus ka aguja ssdla ss
toda libertad Al sefm'hr ¡a a uja au verdadero meridiano, el experto podrá no ar entóness hs
pr"*lí n magaéli^a can-acia por U presencia 6 proximidad del metal
I7FCI0 DB UNA $ 3b, QD MEXICANOS O S 13 AMERICANOS.
1 ¡jausa li>a psdidos á Pablo Crua,
«■ San Antonio. Taza*
Beneficio de la Cruz Eléctrica.
D. Francisco Ramírez, de San An
tonlo, Nuevo Milico, dice lo slgulen
te: Por mfe de un aflo estuve enfer
de las reumas al grado de no poder
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üloeras. «spa*moa, buemaduras, etc., etc. .
PRECIO DE LA BARRITA {25 :CT8
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Cruz, Pablo. El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 16, No. 703, Ed. 1 Thursday, February 19, 1903, newspaper, February 19, 1903; San Antonio, Texas. (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth193206/m1/3/?q=%22Cruz%2C%20Pablo%22: accessed April 30, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu; crediting UT San Antonio Libraries Special Collections.