El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 16, No. 725, Ed. 1 Thursday, July 23, 1903 Page: 1 of 4
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Tfntortfo Gonga/tx'.'^ffSr-
Año 16. No 725.
San Antonio, Texas, Julio 23 de 1903
Pablo Cruz, Editor y Propietario.
DISCUK&Ü DEL NR. -
I D. FRANCISCO HUIJKS
IMPROVISADO
EN LA TERCERA SESION DE LA CONVENCION NACIONAL LIBERAL.
VERIFICADA LA NOCHE DEL 21 DE JUNIO de 1903 EN LA
CAMARA DE DIPUTADOS.
El desenvolvimiento feliz de la per-
sonalidad del señor '¡ral. Díaz en mies
tra evolución, se debe A dos causas; pri
mera, su indiscutible mérito, secunda,
las circunstancias favorables c|ue ha
sabido aprovechar. Cuando el (¡ral.
Díaz triunfó en Tecoac, encont ró á la
sociedad mexicana hundida en una mi
serla negra y ortodoxa. Kra dogma pa
triótico no progresar, para que no se
despertasen lasambiciones de nuestros
poderosos vecinos. lil (¡ral. i Haz. en-
contró sólo elementos de anarquía, ele-
mentos de abatimiento, elementos de
terror, elementos de escept leísmo, ele-
mentos de suicidio. La paz se lil/o eo
mo lo he explicado; ¿cuál lia sido el re-
sultado?
Los resultados han sido grandiosos:
los elementos de anarquía se lian con
vertido en elementos de disciplina: los
elementos de abatimiento, se han tro-
cado en elementos de orgullo: los ele-
mentos de terror,, en elementos de i on-
lianza: los elein/naos de escept ¡cismo,
en elementos dé fé\ los elementos «le
suicidio, en elementas de ninbjt'ión de
la sociedad. drfvlvir.Vrecer, enaltarse.
Es imposible que el cofmfPio econóini
co no engendre el progreso iutelect nal,
y éste ásu vez el moral, y los tres jun-
tos el político.
¿Existe en México un progreso polí-
tico? Tan cierto eximo que existe un
progreso material, y este progreso po-
lítico se manitiesta por los hechos si-
guientes: el país reconoce que el jaco-
binismo lia sido y será siempre un t ri -
coso. El país, despojándose de su vie-
ja y tonta vanidad, ya 110 pretende co
piar fotográficamente la noble vida de-
mocrática de los Estados ('nidos. Kl
país está profundamente penetrado del
peligro de su desorganización polit1-
ca El país q uiere, ¿sabéis, se-
Bores, lo que verdaderamente quiere
este pafsí Pues bien, quiere que el su-
cesor del General Díaz se llame
¡La Ley! [Aplausos nutridos. ]
¿Qué Ley?
Cualquiera. Con tal que no sea la
más hermosa, sino la poslt iva, la ver-
dadera, la que nos convenga. Kl Ko
rán, si se cree que nos conviene un
Sultán; las Leyes de Indias, si debe-
mos retroceder al régimen colonial; el
texto sagrado de los Vedas, si aparece
mos apropósi'jo para formar una mo-
narquía de castas; la lilblia, si se nos
declara judíos; las reformas argentinas
á la constitución, si se nos considera
propios para una burocracia.... ¡l'ara
algo hemos de servir después del pro-
greso obtenido! ¿I'ara nada servimos
aún? Pues entonces que se nos prepare
un hombre de Estado, para que nos
gobierne, bien ó mal: pero civilmente.
La sociedad es un organismo esencial-
menteclvil, que exige imperios,mien-
te un gobierno civil, y 110 puede ser
tratada ni confundid.! con un cuartel
ni con un convento. [Aplausos prolon-
gados). SI no debemos tener institu-
ciones, que se nos haga la gracia que
los americanos han otorgadoá sus con-
quistados de Filipinas: gobernarlos dic
tatorlalmente, pero sin militarismo.
Tenemos deheres que no podemos ¡:-
bandonar y que necesitamos bien com-
prender. Estamos actualmente atra-
yendo la colonización bóera, y si los ir-
gleses, después de haber vencido á los
bóeros, lo primero que les garantizan
es el gobierno civil, ¡cómo is posible
que nosotros, sin haberlos vencido, les
presentemos como sucesor del (¡eneral
Díaz el régimen militar? ¿Tensamos
reproducir los errores, las torpezas y
los crímenes de 1k:ío para la coloniza-
ción de Texas? ¡Habría otra catástro-
fe!
*
* *
Los publicistas Extranjeros y nacio-
nales y aun las personas de buen sen-
tido, están de acuerdo en que la salva-
con acieito "civilmente", la cont inua
ción del gobierno civil: es decir, de
ese jirón de realidad que nos queda,
desprendido de losensuefios volcánicos
del Plan de Ayut la.
I.a paz está en las calles, en .los casi-
nos, en los teatros, en los templos, en
los Caminos públicos, en los citárteles,
en las escuelas, en la diplomacia: pero
no 1 xiste va en las conciencias. (Sen-
sación en el público). No existe la
tranquilidad inefable de hace algunos
a Hos.
¡La Nación t ¡ene miedo! La agobia
un calosfrío de duda, un vacío de vér-
tigo, una intensa crispaeién de descon-
fianza, y se agarra á la reelección como
á una argolla que oscila en las tinie-
blas:
tQue es lo (pie ve el país que se le o-
frece. para después del (¡eneral l>íaz?
; Hombres y nada más que hombros!
Para después del (¡eneral I Haz, el país
ya no quiere hombres.
La Nación quiere partidos políticos;
<111 ¡ere insl ¡t liciones: quiere leyes efec-
tivas: quiere la lucha de ideas, de inte-
reses y de pasiones. Kl Estado anti-
guo era la expresión política del orden
militar y religioso: el Kstado moderno
es y será la expresión política del or-
den económico. Cuando en la sociedad
no hay tradicionalismo ni orden eco-
nómico, ó no hay Pistado porque lo im-
pide la anarquía, ó <;| Kstado es la ex-
presión polít ¡ca de una voluntad per-
sonal.
mundo Indefinidamente el go-
10 civil. De lo contrario, ni los ca
querrían venir, y los capitales ex-
njeros Invertidos en el país, por lo
"> que son muy considerables, en
tocar retirada, ó sálvese el que
abalarían á la protección de sus
>1 lo que nos producirla una
irminable de guerras extran-
1 serian funestas, y al fin
ibarlamoB por ser reducl-
Imperlal. Loa pueblos
enderse sólo con fusiles,
a Justicia y del patrlotls
V&,-'>*'A
la raza
bom
otra oca
MmInm
A cada naturaleza del Estado corres
ponde una naturaleza distinta de la
paz. Kii el Kstado t radicionalista, la
paz son las cost umbres. Kn el Estado
personalista, la paz es mecánica: el a-
plastamiento. Al Estado'moderno cor
res|iondc la paz orgánica.
V bien, señores, la paz orgánica no
es más que la lucha orgánica. Kn el
mundo orgánico no existe la paz. Sin
la lucha orgánica, es imposible la vida
sana é indefinida de las naciones. Sin
lucha orgánica, es imposible hasta la
muerte. Los poetas creen en la paz de
los sepulcros; nosot ros los científicos,
no: porque en cada sepulcro hay una
lucha tremenda é incesante de micro-
bios; en cada sepulcro se desarrolla
una vida acliva, feroz, febricitante,
odiosa, desesperada, sostenida durante
ailos por billones de seres microscópi-
cos. La paz mecánica es forzosamen-
te transitoria, porque significa la sus-
pensión de supremas leyes orgánicas
La paz natural, quj es la hiena orgá
nica, tiene Indeclinablemente por al-
ma la guerra política, y esto tiene que
durar basta que el género humano gri
te con todas sus fuerzas que ha dejado
de sufrir, y que le ahoga la felicidad!...
(Esl repit osos y prolongados aplausos.)
¿Qué es lo quo ofrecen esos hombres
que se postulan á sí mismos dentro del
régimen personal, como sucesores del
(¡eneral Díaz! Ofrecen enfática
mente continuar la obra del General
Díaz. La obra de crédito y la obra de
progreso del General Díaz, tiene conti-
nuación. La obra política del General
Díaz no la tlcn&. Porque por lo mis-
mo que no hay en México actualmente
partidos políticos, ni facciones, la obra
actual tiene por base la desorganiza-
ción polit lea del país. La función po-
lít lea es natural, es propia, es tisi&i gi-
ca, en un organismo social sano.
Es como la función circulatoria
respiración, de nutrición, de reprod
ción, de pensamiento en el cuerpo hu
mano y, una de dos: ó se pretende, pa|
ra después del (¡eneral Díaz, mante-
ner siempre enferma á la sociedad, pa-
ra tener el pretexto de propinarle sin
t regua el gobierno personal, óse Inten
ta prohibir á un organismo social sano
que llene la primera de sus funciorfes
externas. lie dicho que el régimen
personal como sistema, es detestable,
y magnifico como excepción. El perfo
do magnifico de excepción lo est á subs-
tanciando gloriosamente el General
Díaz, y no queda para sus sucesores,
pretendientes del régimen personal,
más que el periodo de execración. Es
precisamente lo que á la sociedad la
llena de dolor, de repugnancia, de ira,
que se la quiere hacer entrar Bonrlen
te y estúpida en el periodo de maldi-
ción.
La Nación debe tener fe profunda
en el General Díaz, y también en si
misma, ó renunciar á ser nación. [A-
plausos.) No es pasible sentirse me-
nor de edad y aspirar A la soberanía.
La nación, para tranquilizarse, debe
recordar su historia: nacida en ta ser-
vidumbre, sin Ilustración, sin ideas,
"n fortuna, sin virtudes pública , r_;_
~ * hecho la peregrinación
íep colonial Identificado
~ i. ba«ta .el
1 \e
idinY
La muerte de! Papa León XIII.
L<)S CARDENALES ACOMPASAN Si' A (i O N1A.
"LA TRIBUNA."
Km I I>lu SOHKK I. \ IMPOIMAM IA V KKí.LAH I)K LA OllATO-
Kl \ M. \I.< \\< K. | K KH \> I. As i L AMOfS M >< I ALES, Y C<>-
!.K.< <li N I)K I)|s< | lisos I'ATKIÓTICON Y I* A KA TODAS
LA- l'): \<TM \s (UC ATOKI As l)K LAS MH IKÜADKh
MI TI ALInTAn I \ ( l.l UIMX) UltAClONlíS Kl'l-
MHWKs 1¿I'K ITKDKN KKIt KKCITADAK
K \ (i K N KII< > DK I > K F (' N (' I < > N ES
HUI
LEON FARFAN,
Kdieion especial de KL liEGlDOli.)
Al Sr Don Pablo Cruz
Para 1*1 que lia dedicado sus más Importantes ener-
gías personales en lieiiellcio de muchos mexicanos residen-
tes en este país, es la dedicatoria del presento libro, desti-
nado á secundar de alguna manera esc noble propósito.
lícciba l'd. esta dedicatoria como una sanción á sus
un
KL Al Toii.
11
Los siguientes cablegramas de
Kotna, Italia, precedieron á su
muerte:
Roma, Julio 20.—Mientras los
doctores examinaban esta mafia
na al paciente, creyendo que este
se hallaba en estado de estupor.
Su Santidad fijó do repente en
ellos sus aún brillantes aunque
moribundos ojos, diciéndoles:
' Es'.a vez, doctores, no vence-
réis en vuestra brava lucha con
la muerte."
— "Es vuestra Santidad el bra
vo"—replicó el Dr. Lapponi.aun
que el l'apa no se apercibió de la
respuosta, por haber ya caídc
otra vez en un letargo.
Eq seguida el Papa comenzó á
mover las manos y á agitar la ca
beza de uno á otro lado sobre las
almohadas, tratando de levantar
se sobre la cama, y diciendo on
los delirios do su agonía: ",Qué
gentío! ;qué devoción! ;mipue
blo querido! ;qué ropas tan pesa
das! ¿podré sostenerme hasta el
fin?"
Estas últimas palabras del Pa
pa en sus delirios, fueron sucedi-
das por una serie de versosen la
tín y rezos, cayendo en riguroso
silencio luego, el que interrum
pió violentamente otra vez, di
ciendo: "el Consistorio concluyó.
Ellos no me reprocharán. ¡Qué
de rostros de todas clases! ¡Cuán-
tos extranjeros! ;La iglesia triun
fa!"
ren 1
Roma, Julio 20.—Aunque el bo
letin de esta manaría publicó la
noticia de que el Papa mejoraba,
en realidad los doctores no lo
creen asi, pues observan en el
decaimiento del pulso y en la di-
minución de la respiración,la pos
tración de todo su organismo que
á cada instante aumenta, no obs
tan te los nutrimentos que .se le
dan á intérnalos. El Papa sobre
su lecho, presenta un aspecto ex
traflo, debido á la crecida barba,
pues hace mucho que no se razu-
ra.
liorna, Julio 20.---El siguiente bole-
tín fué expedido por los doctores esta
mallana: ''Durante la noche el Santo
Padre descansaba solamente á Inter-
valos, Su estado de enfermedad en
neral permanece grave. Pulso, 94 latí
dos por Segundo; resol ración, 32 exha-
laciones por segundo; temperatura cor
poral. 32.6 centígrados," >
edades que corrían por la clu
madurante la matiana
ment
ante la manan , au-
. iletudde la multitud
¡glomsraba en la gran
I cielo
comentadas: ) según mi signilicacion.
señalan al Cardenal Oreglia como su
cesor de! Papa, aunque existen ciertas
dudas en la corte del Vaticano sobre
el verdadero siguí Meado de las mismas.
Kn un momento de crisis, que sur-
gióal mediodía, y cuando el Papa va-
cía agónico en su lecho, rodeado de to-
dos los Cardenales y primados de la
corte papal, orando ios unos y en es
pectijcion los otros. sin saberse de cier
tosí el Papa estalla muerto ó no. este
ibrló los ojos sin hacer ningún movi-
miento preliminar, y lijándolos sobre
el Cardenal Oreglia. que «staba á su
lado, le dijo- "A vuestra eminencia,
jue tomará á cargo las riendas de! su
pretno poder, confío la Iglesia en estos
difíciles momentos."
Oyendo esto el obispo liisleti. con-
serjedela cámara papal, pidió luego
la bendición del Pontífice para la corte
eclesiástica presente, la que el Papa
concedió diciendo: "sea esta mi últi-
ma salutación",y bendijo á los circuns
tantos.
En seguida el Pontífice, dio su mano
á besar a los Cardenales Oreglia. líam-
IKilla. Seratino, Vannutelli, Dola, Yol-
pe v Vives Tillo.
El Dr. Lapponi, pasado el acto cero
monial, adminlst ró al Papa restorati-
vos, después de lo cual cayó éste otra
vez en su letargo, con la rapidez mis
ma con que había despertado*
El Fallecimiento.
liouia, Julio 2o.--El Papa murió á
las 4.02 de la tarde. Sus últimos mo-
mentos fueron comparativamente tran
quilos y sin dolencias, precedidos por
un periodo de Insensibilidad en todo
su cuerpo. Al rededor do su lecho a-
sistleron en el momentotinal Cardena
les, parientes y miembros de la corte
papal. Antes de entrar en el estado
de inconsciencia, c! agonizante Pontíti
ce movió sus moribundos y débiles
labios y art iculó las palabras de la bou
diclón, que fueron las i'iltImas de su vi
da, cayendo paulat ¡vnment.e sobre su
forma facial el velo sombrío de la muer
te hasta ponerse rígido.
El Dr. Lappon I, médico de asisten-
cia, anotó el descenso de sus pulsacio-
nes hasta cesar enteramente estas.
La muerte del Papa fué al momento
anunciada al orbe católico, y la ciudad
de Roma empe?ó á agitarse con las
emociones del duelo Pontifical
La noticia oficial recibida en los Es
tados Unidos por el Delegado papal
Monseñor Falconlo, se halla concebida
en estas palabras:
"Roma, Julio 20.—Monseñor Falco-
nlo, Delegado Apostólico.—Washing-
ton.-^Con profunda tristeza anuncio á
su señoría la muerte del Santo Padre,
que ocurrió hoy tarde á las cuatro y
dos minutos. Su Santidad falleció ro
deado del Sacro Colegio de (Cardena-
les. ^-^M. Cardenal Ram polla."
El obispo Faloonlo en Washington
contestó al mensaje de esta manera:
"Washington, Julio 20. - - Cardenal
Rampolla, Roma.—.Con profundo dolor
expreso á vuestra eminencia el pesar
universal por la irreparable pérdida
que ha ocasionado la muerte de núes
tro glorioso Pontífice.—FALOONIO".
Diez días después de la muerto del
reunirá el conolave
. — elegir el nuevo
RSf#*!
Importancia y reglas de la Oratoria.
pin-* <lr IiuUt rst lidiado minuciosamente las ten-
dencias "i.tt' i ias <!<• los di\cr>os grupos sociales que ejerci-
tan mis acf i\idades civiles tu ote país, hemos creído que
es necesaiio para ellos el con cimiento, aunque sea some-
ro. de el tfran papel que desempeña la < >ratoria en los desti-
nos de Ies pin i,|os e¡\ ilizados: y hemos decidido dar en este
lihro algunos pcinn ñores acerca de tan importante asunto,
dejando asen!adas en él algunas de las más importantes re-
alas que debe >aI>er \ practicai t«do aquel que desee brillar
con las dotes de un hiien orador, ó cuando menos para que
e\ ¡te la ridiculez pesa sobre el que se atreve á profa-
nar ese alto sit io de la
ot ro papel que el de /<<•
presunt uosa.
M uv nat mal paree
1 ido de la masa del pue
icuencia civilizada, no haciendo
o ó energúmeno de la ignorancia
m
•j
que 1111 individuo rudo, y apenas sa-
lo, deje la rust Iqucza de su medio
habitual para improvisarse orador y escalar la tribuna po-
lít ica donde el ll"inbre del pueblo se levanta eligiendo la
forma de (¡obierde que le parece y á los hombres públicos
que deban regirlos destinos gubern.it ivos de la sociedad:
pero en l:.s asambleas sociales y en las tiestas patrióticas
donde se conmemora un gran acontecimiento histórico ó re
lativo á la vida misma de las comuniones sociales, e? verda-
deramente absurdo que una persona inculta, ignorando la
importancia de su papel y las reglas á que debe sujetar su
eometid've presente en la tribuna, ósea el altar del v< rbo,
y ensartando alii una retahila de disparates escritos ó im-
provisados, arrojo sobre el auditorio una andanada de in-
sulseces que sólo sirven como mal ejemplo y para dar una
idea muy triste de los pueblos que toleran en la tribuna á
semejantes oradores.
Por estas y fit ras cau^gf. y á tin do hacer algo en prove-
cho de los individuos de Adestrara*™ esta reglón suria-
na do la gran Kopiiblica del Noruydejamos impresos los
presentes apuntamientos, teniendo el propósito de demos-
trar cuan digna de estudio es la oratoria civil, cuales son
las reglas más indispensables que debe saber el orador, y
poner al alcance (le todos algunos ejemplos senclllfsimosde
discursos patrlót icos y de sociedadin mutualistas, abarcan-
do con éstos los diversos actos conmeniorativos que cele-
bran solemnemente las referidas asambleas con veladas li-
terarias, donde abundan con abundancla.de diluvios las pie-
zas oratorias- '
Concretándonos á .'a importancJpdofla Oratoria y para
dar una idea clara de su significación social «n todas partes
donde existe ó ha existido la cultura humana, no será tarea'
demasiado laboriosa': pues desde las tiempos más remotos,
casi después de que el puefelo de (¡recia adoptó para su pro-
pio gobierno la forma republicana, loí ciudadanos todos de
la República tenían derecho de discutir los asuntos de ln
terés general en las asambleas administrativas, tomando
allí origen la oratoria que más tarde adquirió una impor-
tancia tan grande, que individuos de un valer negativo ó
de un mediano valer, llegaron á figurar en primera línea
entre los grandes hombres de su época y ser objeto de grah
des honores, al grado de participar de éstos con los dioses.
Entre los audaces de la palabra en Árecla y que de la njili-
dad llegaron hasta la meta del podp, puede colocarse á Pl-
sfstrato, quien tuvo como poderosísimos auxiliares de su
grandeza una elocuencia natural excelente y una oratoria
perfectamente cultivada. Otro de los grandes «adores
griegos fué Temístncles, quien no solo adquirid grandes
privilegios en los destinos gubernativos de su patria, sino
que obró verdaderos pr< (ligios en la guerra, alcanzando es-
plépdldos triunfos de armas, debido A la i/resistible elo-
cuencia de su oratoria. Periclej no sólo dominó la política
de su tiempo y escaló los puestoi más prominentes del Go-
TáS
Teléfono 1,989.
if-1 .
palabra, basta que el gran Sócrafe abatió esa fátsá fScce-
la de Ignorantes alambicados, siendo secundado por Isócra-
tes, Esquines y otros, hasta llegar al gran Demóstenes, al
primero de los oradores del mundo, y que puede servir co-
mo práctico modelo para todos aquellos que quieran distin-
guirse en el sublime ejercicio de la tribuna. Este gran ora-
dor era de un origen obscurojsu constitución era sumamen-
te delicada y enfermiza; su aspecto personal, más que her-
moso y arrogante, era desmanado y antipático; y para col-
mo de sus Inconvenientes como orador, poseía Demóstenes
un gravfsimodefecto: era tartamudo. Todas estas malas
prendas las venció la dedicación y el estudio que hizo de
la buena oratoria, brillando poco despulís, y á tal extremo,
que casi fué el árhitro en las destinos públicos de su época;
pues según convenía á la elocuencia del gran tribuno, el
pueblo se acogía á la paz ó se lajizatia á la guerra: tan pron-
to levantaba ó abatía grandezas, según convenía á lo6 Inte-
reses do la Patria: y llegó á ser de tal manera formidable
la palabra del gran orador, que Kilipo, uno ¡le los implaca-
bles enemigos de Demóstenes, llegó á decir que más le te-
mía á éste en la tribuna, que á todo un ejército en el cam-
po de batalla
Kn Iloma ant igua no fué menos el poder de la "Orato-
ria, como lo veri tica la influencia que tuvieron en los desti-
nos de su época Catón y los (¡ráeos, Ilortensio, Julio Cé-
sar y algunos ot ros hasta Cicerón, que casi se parangona
con Demóstenes, y cuyas piezas oratorias tienen tan gran-
de importancia en los destajos de sti época, como lo verifi-
can las Filipirit*, y la gran oración Pro Leyariri, que han pa-
sado como joyas de la oratoria á los domiaios de la poste-
ridad.
Después de la decadencia de Crecía y Roma antiguas,
no fué menos grande la influencia de la oratoria de secta, ó
la llamada oratoria sagrada, que en boca de 106 apóstoles, y
mil y mil impostores de las religiones ru-ciadas, ha origi-
nado guerras tan formidables coi o las VruziuUu tU la edad
iiittUii. lia derribado tronos, encendido h^ueras, levantado
patíbulos y elevado á la categoría de divinidades áui^s mi-
tos tan alisurdos, como los que significan la pluralidad de
dioses.
En los tiempos modernos la Oratoria ha confirmado su
poderoso influjo: la gran revolución del M3 en Francia tuvo
por uirfVil la palabra de sus tribunos, empezando desde MI-
rabeat^Tlasta el último de los girondinos.
Y la Influencia de la < >ratoria es la injsma en todos los
tiempos y en todos los lugares.
¿De cuánto serviría la buena oratoria á los mexicanos
residentes en este país, á los mexicanos ausentes de la Pa-
tria. para servirse de ella como poderoso elemento á fifi de
ejercitar las más supremas energías del hombre?
La Oratoria sería un estímulo patriótico despertando
el culto de la. patria, al ser conmemoradas sus glorias, >
serviría para conservar viva la memoria de la patria en las
generaciones que nacen en tierra extranjera; pero no sería
sat Isfecho tal objeto sin la buena oratoria, pues quien vaya
á ese lugar como payaso ó como energúmeno de la Ignoran-
cia, irá á profanar lo más sagrado que hay para todo ciuda-
dano, como lo os el culto de la inmortalidad, é irá á servir
de rémora para difundir esc culto en el alma de las genera-
clones que se lev^itan, pues un mentecato que sólo sube á
la tribuna para servir de burla ó de objeto indiferente á
cuantos le oyen, sirve únicamente para rebajar y denigrar
el alto objeto de las conmemoraciones solemnes.
Considerada la Oratoria desde otro punto de vista, des-
de aquel en que se abarca la importancia de las agrupacio-
nes mutualistas en los países donde las actividades socia-
les necesitan agruparse para resistir el empuje de la com-
petencia cu la tremenda lucha p< r la vida, la Oratoria á
que nos referimos es de suma Importancia para el hombre
del pueblo que discute en cada junta lo que mejor cuadra
con el avance de la vida social, para que el Individuo resis-
ta el empuje de otras competencias agrupadas; y como las
referidas agrupaciones no deben concretarse á dar auxilio á
los enfermos y á enterrar á los muertos de las colectivida-
des asociadas, quien mejor haga uso de la palabra en esos
centros, será quien mejor norme los destinos socisles,' civi-
les y económicos que favorezcan á esa agrupación sobre las
que se hallen en antagónica actitud sobre la arena de 1 lu-
cha por la vida. Y si á estas ventajas meramente de práo-
tica administrativa que proporciona la buena Oratoria, se
aOade el buen discurso que deberá normar en los actos so-
lemnes de la vida social mutualista, el atractivo que con
esto adquieran las mencionadas colectividades asociadas
será trascendental, porque aumentará el número de adep-
tos, el prestigio de la asociación y au progresa
Por lo que toca á la i mport ancla de la Oratoria en las asam
blcas políticas, y principalmente en aquellas que son acos-
tumbradas en las prácticas del sufragio electoral, la tras-
cendencia es muy grande, y los resultados prictloos de U
Oratoria que sapera son incuestionables; pues bien ó mal
•tnpleadaitetidrá la trascendencia del buen 4 del mal éxito,
y quienes consigan dominar en esta especie de oratoria que
supera, ao sólo conseguirán tea resultados que se
•o la elección, sino un gran prestidlo personal, y que sus
t? Oon
'm
cordal* 10 <we
¿Poro oóuio será
Flllpo, refiriéndose i la palabra <
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Cruz, Pablo. El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 16, No. 725, Ed. 1 Thursday, July 23, 1903, newspaper, July 23, 1903; San Antonio, Texas. (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth193228/m1/1/: accessed April 26, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu; crediting UT San Antonio Libraries Special Collections.