La Gaceta (San Diego, Tex.), Vol. 2, No. 45, Ed. 1 Saturday, February 3, 1917 Page: 3 of 4
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—4-í.
c
La Gaceta
Para Hombres de Campo
Madurez de las
Frutas
Presentar frutas en los merca-
dos con algunos días de anticipa-
ción a los demás abastecedores,
equivale, en ocaciones, a mejorar
el precio de venta.
Las frutas llegan a perfecta
madurez cuando expontáneamen-
se desprenden del árbol y caen
al suelo. Pueden las frutas re-
cogerse en completo estado de
desarrollo, sin que esto indique
que están perfectamente madu-
ras. Con tener en cuenta que
hay peras y manzanas que madu-
ran en pleno invierno, se com-
prende la verdad de lo que aca-
bamos de decir.
Lo corriente es recojer las fru:^
tas una vez que han adquirido su
completo desarrollo, aunque no
estén del todo maduras, es decir,
cuando la parte expuesta al sol
se va coloreando, el pedúnculo se
arruga, el fruto se arranca con
poco esfuerzo y las hojas toman
un color amarillento. La madu-
rez de estas frutas se completa
después en el frutero.
Pero si lo qué se pretende es
obtener frutas precoces para lle-
varlas al mercado algunos días
antes qne los demás abastecedo-
res, no será ocioso traer a la me-
moria algunos medios naturales
que pueden conducir al expresa-
do objeto.
Plantando los árboles con ex-
posición Sur, Este o Suroeste, y
al abrigo de un muro, obtendrán
fruta más temprana que si se
plantan al Norte. Entre las ex-
posiciones Norte y Sur, aun tra-
tándose de las mismas varieda-
des, suele haber una diferencia
de dos semanas, en las distintas
fases de la vegetación. Del mis-
mo modo plantando en la cima
de un collado, maduran antes las
frutas que en el fondo de un Va-
lle. En terrenos negros es la
fruta más temprana que en los
blancos, porque aquéllos absor-
ben mejor el calor.
Es innegable también que los
abonos influyen en la madurez:
los forasteros, por ejemplo, la an-
ticipan.
Anticipando la recolección, se
puede anticipar también la ma-
durez en el frutero. En las va-
riedades injertadas, el porta-in-
jerto tiene también cierta influen-
cia sobre la madurez de las fru-
tas. •
Fuera de estos medios natura-
les, puede hacerse uso de los pro-
cedimientos de cultivo forzado.
C. M.
PARA LAS DAMAS
Receta cotra las Hor-
migas Arrieras
La siguiente receta puede ser
de utilidad para destruir las
hormigas arrieras, que en mu-
chas partes son una verdadera
plaga para los agricultores.
Localizado el lugar donde es
tán los nidos, que es fácil de re-
conocer por ser donde salen las
palomillas y porque ahí hay ma-
yor número de agujeros, se vier-
te en cada uno de éstos una pe-
queña cantidad de sulfuro de
carbón, valiéndose de un embudo;
se tapan después con un guijarro
o un género cualquiera, y se de-
ja transcurrir cosa de una hora;
en seguida se introduce por al-
guno de los agujeros una mechare jovencitas
de pólvora de las usadsdss por
los coheteros, y se le da fuego._
El gas primero se habrá vapo-
rizado y sus gases, que son muy
venenosos, destruyen las hormi-
gas que haya dentro, y al darle
fuego destruye los nidos, bastan-
do para los mayores hormigue-
ros un kilo.
Deberá cuidarse de no acercar
fuego en el momento de hacer la
operación, por ser muy explosivo
el carburo.
Regino Cruz.
ESCUELA
“MÉXICO.”
Para Niños y Niñas
Bajo la dirección del Lie.
M. González Salinas.
Instrucción Primaria y Se-
cundaria.
Clases diurnas y noctur-
nas, de español, aritmética,
dibujo, pintura, labores de
mano, etc. etc.
Se dan clases de solfeo,
teoría y piano.
Se admiten internos.
Precios cómodos.
San Diego, Texas
La Posición de la Mu-
jer en la India
La vida de la mujer india
en el Indostán forma el justo
contraste con la de la mujer
Europea, cuando menos a lo
que a la Europa civilizada se
refiere. Para caracterizar la
situación, basta decir que en
la India no hay muchachas
jóvenes. Según los usos del
país, basados en las precrip-
ciones de las diferentes cas-
tas, las niñas, tanto si per-
tenecen a familias ricas como
pobres, han de ser casadas
al llegar a la edad de la pu-
bertad.
Entre las zenanas indias
encuéntranse seres encanta-
dores, revestidos de gracia
juveniPy cuyo aspecto es el
tímidas; sin
embargo, al indagar su esta-
dio, sábese que son casadas
y en la mayoría de los casos
madres ya. Mucho* contri-
buye el encanto de la mujer
india, perteciente a la clase
acomodada, su manera de
vestir; usa con preferencia
ropajes de seda de colores
suaves y joyas de trabajo ex-
quisito. También, entre las
clases menesterosas, encuén-
transe tipos juveniles suma-
mente agraciados; pero que
asimismo llevan aros en el
brazo, por encima del codo,
en señal de dignidad de mu-
jer casada.
En las fábricas de hilados
de algodón y de yute se en-
cuentran a menudo niñas
tiernas que no parecen haber
llegado ya a la edad núbil
(que en la India es la de nue-
ve años); no obstante, al mi-
rarlas bien, apercíbese que
la raya formada por la sepa-
ración del cabello, teñida de
rojo, es señal segura de que
las pobres están casadas. A-
bundan las madres de doce y
trece años. Claro está que
semejante estado de cosas
conduce a resultados desas-
trosos, tanto en el orden fy-
sico como en lo moral; así es
que el partido en forma in-
dio se afana en encontrar
una solución para tan arduo
problema.
Sabido es que el Gobierno
Británico ha prohibido termi-
nantemente el uso bárbaro
que imponía a la viuda el sa-
crificio de su vida, subiendo
a la hoguera en que se que-
maba el cadáver de su espo-
so. Pero esta ley prohibito-
ria, promulgada en el año
1839, fué muy mal recibida
en la India; 57 príncipes rei-
nantes y 18,000 nobles del
país enviaron su protesta al
Gobierno inglés; pero sin em-
bargo, la astucia humana en-
contró otros medios para ha-
cer sufrir a las viudas, sino
la muerte efectiva, cuando
menos otra similar, o sea la
reclusión completa o perpe-
tua. Las viudas se ven pri-
vadas, no solamente de todo
trato social, sino tambiéñ' cTcT
la libertad de sus movimien-
tos. Recluidas en un estre-
cho aposento, no se les sumi-
nistra diariamente sino una
sola comida sumamente par-
ca, so pretexto de que las
pasiones se doman mejor en
un cuerpo mal nutrido.
Efectivamente, las infeli-
ces no tardan en morir de
inanición, a no ser que en un
arranque de desesperación se
suiciden o se escapen; pero,
en el último caso, las casas
de lenocinio son su nnico re-
fugio.
El gobierno inglés, no te-
niendo medios para interve-
nir legalmente en estos des-
manes, favorece activamente
la acción del partido de la
reforma india en lo tocante
a la abolición del matrimo-
nio entre niños y el permiso
otorgado a la viuda de con-
traer segundas nupcias. Cla-
ro está que a la acción del
mencionado partido se opo-
nen dos inmensos obstáculos:
(Continuará).
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Salas, Fco. Gonzalez. La Gaceta (San Diego, Tex.), Vol. 2, No. 45, Ed. 1 Saturday, February 3, 1917, newspaper, February 3, 1917; San Diego, Texas. (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1145710/m1/3/: accessed July 17, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu; crediting Museum of South Texas History.