El Paso Morning Times (El Paso, Tex.), Vol. 36TH YEAR, Ed. 1, Monday, July 30, 1917 Page: 4 of 4
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Pagina Amnesia para Todos
fcHnIWIÍMIillHnWlnW
El es Solo una Formalidad Social
El luto que te lleva cuando i mis usos para demostrarlo. En
e ha perdido un padre una ma
'tr loa orientales nor riemnlo.
dre amada o un pariente cer
cano no es mas que la muestra
exterior del dolor que se siente
o por lo menos que debe sentir-
se; por desgracia al llevarlo só-
lo se cumple una formalidad so-
cial exigida por la opinión pú-
Mica: v si los vestidos exterior!-
tan el dolor lo tranquilidad del
sima sigue siendo la mnma. B
En todos los pueblos .del mun-
do el uso quiere que se rinda
tributo n los desaparecidos; este
homenaje que cuando se rinde
a utra madre o un padre idola-
trados lo hace el alma en com-
pañía del cuerpo es sólo una
fórmula social que la sociedad
obliga a cumplir en ciertos ca-'
os para no ser una nota discor-
dante en la armonía social.
El luto es una demostración
callada del dolor que el alma
siente cuando un ser amado ha
volado hacia la mansión de la
tranauilidad y ln felicitad. Ca
da país -tiene sus costumbres y pruebas tan crueles
el dolor es muy ruidoso las mu
jeres lanzan gritos que ponen
toda la casa en movimiento por
que a la familia del muerto vie
nen a unirse la gentes del ve-
cindario y hasta los indiferentes
que aumentan In gritería.
Entre los occidentales el do
lor es menos efusivo se concen
tra el pesar y se abstiene uno de
ir n las diversiones publicas pre-
firiendo n esto llevar flores a la
tumba del ser querido.
En este ambiente de tristeza
que los crespones y los vestidos
negros aumentan más encuén
trase melancolín. due no nuiere
ser turbada; las lagrimas se ocul
tan bajo el tupido velo. Cuan-
do el corazón sufre se repliega
en sí mismo y no quiere dar el
espectáculo de la manifestación
de sus sensaciones; el aislamien-
to es lo que pudiern llamarse la
alegría fúnebre y no puede con-
cebirse otra nctitud por parte de
la persona que ha pasado por
PIWIIIIsMWIWflWHWWWftWMIlllllllllllll
L08 REQUISITOS
DEL SOLDADO AME.
Se han publicado ya los requisi
tos que debe llenar el solda-
do americano para ser acepta-
do en el servicio o del ejérci-
to nacional.
Comunican de Washington
que el departamento de Guerra
ha publicado los siguientes re-
quisitos que deben llenar los as-
pirantes al servicio militar para
poder quedar comprendidos
dentro del ejército de los Es-
tados Unidos:
Altura. De 5 pies una pulga-
da a seis pies seis pulgadas.
Peso. Desde 1 1 8 hasta 2 1 I
libras. Estos dos requisitos no
son absolutos. Lo hombres de
5 pies 4 pulgadas deben ser de
una constitución excepcional-
mente buena. Lns variantes en
el peso sobre 2 1 I libras no son
propras para desechar ai aspi-
rante a menos que constituyan
' una verdadera obesidad.
La prueba mental es determi-
nada para saber si el individuo
es de un entendimiento claro.
El examen de los ojos y de
los oídos se hace por medio de
procedimientos especiales.
Los hombres deben tener
cuando menos cuatro dientes
molares en servicio dos arriba y
dos nbajo.
Para examinar el córazón y
los pulmones el aspirante debe
brincar hacia arriba; hKcer ejer-
cicios sobre los talones; correr ni
rededor del gimnnsio primero
sobre un pie y en seguida sobre
el otro y luego ejecutar varios
saltos.
La medida del pecho debe
ser entre 31 y 38 y media pul-
gadas. El pulso y la respiración de-
I
International
AUTO STAND
Para linen nor Irlo ilo amontó'
Til llame Vil. I telífono tin.
3901 4n. y HI Taso.
ETj PASO TKXAS.
ben ser normales y la piel debe
estar en buenas condiciones.
El reumatismo crónico y las
dislocaciones antiguas constitu
yen también causas para dése
char ni soldado nsí como lás en
fermedades crónicas de cual
quier clase que sean.
Los pies deben estar en con
dieión normal. Un pie demnsin-
do gordo o que la planta sea ab
solutamente plana debe ser de
sechado.
HUMORISMO AJENO. :
Tu novio parece muy tími-
do. Por qué no lo animas?
Yn lo he ensayado pero
como si no. 'ain ir mas ie;os
nnoche me senté sola en el
fa de la saín y él tomó también
asiento pero en la silla mas npnr
tada. Entonces le pregunté
si no le parecía raro que el bru
zo de un hombre fuese tan lar
co como la circunferencia de
tnlle de una mujer. Y qué
crees que se le ocurrió?
Lo que se le habrín ocurrí
do a cualquier joven sensible.
Nada de eso me dijo que
si tenín.yo n mnno unn cinta po
díamos medir para ver si eso
era cierto.
Era la primera separación.
En una semana el joven mari-
do envió n su joven esposa diez
cartas y quince postales amén
de tres telegramas. Y no obs-
tante tanto derroche de efecto
el recibimiento de ella ni regre-
so de él fué una frinldnd descon-
certante Qué te pasa querido?
preguntó él perplejo.
) Oh- Te parece nada
eh? En ln octava cArta no te
dignaste enviarme un solo be-
so. . .
El marido vió clara la situa-
ción. iNaturnlmentel Figúrate!
Esa noche nos- dieron en el ho-
tel un plato en que abundaba la
cebolla. Cómo quieres que
me animase n enviarte un 'solo
beso después de comer cebolla?
-Vamos a ver; por qué es-
ta mal eitn frase: "en el potre-
ro 'pace un novillo y una va
ca"?
Porque se debe nombrar
primero a lns señoras.
LA MENTIRA.
Ayer me propuse no mentir
jamás.
Desperté muy temprano con
pnsn para ir n mis negocios.
tn la calle me tropecé con un
amigo.
Te molesto?
Bastante.
Eres muy fino.
A los pocos instantes e me
acercó un mendigo.
Una limosna por caridad.
No quiero. Podría decirle
que no llevo suelto sencillomen
te que soy tan pobre como us
ted Pero sería mentir. Llevo
dinero. Lo que ocurre es que
no me da gana regalárselo.
El pordiosero se quedó estu
pefacto.
Después le vf alzar su garro
te y para no andar a palos co-
mo un perillán tuve que huir.
Y al fin cátame dentro de mi
oficina. Y cátame después1 an
te un conflicto enorme.
-He resuelto en sentido fa-
vornble aquel informe de que
hablamos. Qué le parece a
usted?
La pregunta' no puede ser
más terminante Y la "verdad
yo tengo un. pobre concepto in-
confesado de mi jefe. Y co'mo
he decidido no mentir excla-
mo: Me parece muy mol. Co-
nozco el asunto. Yo hubiera re-
suelto en contra.
El jefe se quita jas gafas cons-
ternado. T-Pero qué dice usted? Se
ha vuelto usted loco? I Atre
verse a decirmel. . Es usted
un insolente por no calificarle
peor.
Me retiro. En mi despacho
sostengo con mis colegas varios
altercados y me capto'bruscas
antipatías.
Hay en mi negociado una es
pecie de azote popular que dice
chistes. Y naturalmente ha per-
petrado uno y como es lógico
me abstuve de reir. Alguien
asombrado inquirió:
le has quedado seno...
No te hizo reir la' frasecitn.
Exagerando mi sinceridad
Horaria. El cretinismo tiene la
virtud de hacerme indiferente.
Hay en mi negociado un pe-
trimetre. Y el currutaco hn ve
do esta mañana estrenando
corbata y chaleco. Se. le din-.
gen Ions. Yo estoy silencioso
Y vilguien se nventura a solicitar
mi opinión.
i Parece una mica disfraza-
Del Pensil Español
DÉ CAMINO
Qué ruta has de seguir pobre viajero
sí nadie espera al fin de tu viaje?
Reposa aquf; lo agreste del paraje
rima bien con tu espíritu altanero.
Agria la tierra es hosco el sendero
los campos rudos y áspero el ramaje
y la luz cenital le da ni daísaje
us gris y roja austeridad de acero
Corno ese ruiseñor- corazón mío
un ruiseñor enamorado encanta
los ecos.&e estas tristes soledades .i
Como ese ruiseñor corazón mío
para tí solo en tu camino canta
de otros viejos caminos las saudades!
II
LAS ALAS ROTAS
Anhelos de mi altiva fantasía
qué ha sido de vosotro ? Para el sueño
de mi orgullosa juventud pequeño
el mundo fué Recuerdas alma mía?
jAlas de gloria mi ambición tenfa t
Mas qué pasó? La vida. . . . .Un torpe empeño
de conocerlo todo y un risueño
labio que ambr eterno me mentía.
Todo eso y algo más causas han sido
e este obscuro vivir y de este olvido I
as ambiciones de mi ensueño vano
fueron vencidas sin sufrir derrotas . .
Oh la tristeza de mis alas rotas
sobre el oro enfermizo de un pantano !j
III.
LA SOMBRA
Remansos del crepúsculo! Lejanos
amores de una copla campesina. .
De los cielos desciende-una divina
paz sobre el sueño de los verdes llanos.
Vuelvan a 'perfumar los sueñas vanos '
y yo no sé qué angustia nos domina '
que se cierran los ojos y se inclina
la frente pensativa entre las manos.
Por el azul magnífico del cielo '
sobre la frente que el dolor abrasa
y en las manos se apoya dolorida
tiembla la sombra rápida de un vuelo . .
Esa sombra mortal que rauda pasa
es la fugaz imagen de tu vidal
Francisco VILLA ESPESA.
VISION ESTELAR.
I
Sen las doce de la noche. La
luna navega por cielos debelaras
estrellas por cielos azules por
cielos nebulosos. Desde los bos
ques montañeros de la región al
saciana hasta la costa brava del
mar norteño se acechan doi
ejército agazapados en los fo
sos de su atrincheramiento don
de hiede a muerto como en la
aula de las hienas. El francés.
hijo de la loba latina y el bár-
baro germano espurio de toda
tradición están otra vez en gue
rra. Doscientas legua alcanza
línea de sus defensas desde
los cantiles del mar hasta los
monte que dominan la verde
plana del Rhin. Son cientos de
miles y solamente los ojo de
la estrellas pueden verlos com-
batir al mismo tiempo en los
dos cabo de esta línea tan lar-
ga a toda hora llena del relam-
pagueo de la pólvora y con el
trueno del cañón rodante por su
cielo.
ios Niños en el Japtn
Hay en mi negociado un se
ductor. Está contando una ha
zaña que huele como todns las
suyas a embeleco'. Los demás
por no contrariarle fingen cre-
dulidad. Y yo fríamente en
uso de mi perfecto derecho mo
vido por un sabio y ejemplar es
tímulo de justicia exclamo in
terrumpiéndole:
Todo eso que cuenta usted
rs un saínete ridículo. Usted no
hn conquistadlo ni a su portero.
Y no será preciso demostrar
cómo aquella oficina donde tan
buenos amigos tuve se trocó en
cuewi de adversarios.
Salgo vuelvo a mi casa y al
muerzo. Un patrona mujer
amable y comunicativa se me
aceren sonriente y me pregunta
como siempre:
Le ha gustado a usted la
comida? y i
Me ha parecido detestable.
Pue largo de mi casa
cuando quiera. i Habrá gro
sero!
Para no reñir con la patrona.
erradas y demás furias salgo a
la calle.
En el tranvía me pisa un ciu-
dadano. Antes cuando era un
redomado embustero contesta
ría a su "perdone usted" con un
"de nada." Pero como soy un
hombre franco Teplico:
I Podía usted mirar dónde
pisal No tiene usted ojos en
la cara?
Y entonces el ciudadano se
incomoda y me dice una docena
de barbaridades.
Entro en una librería Un
autor amigo se me acerca y me
hace una pregunta insolente:
Qué le ha parecido a us-
ted mí última novela?
Qué sé yo! Es una imbe-
cilidad: Sabe usted? Una im-
becilidad inofensiva. Por ejem-
plo la de su señor padre. . v
Y el autoese ha puesto muy
serio y ha exclamado con indig-
nación sincera:
Tenga usted por anuncia-
dos mis padrinos. El duelo a
muerte. A pistola I
Voy a un café y me dispongo
a escribir1 dos carta para sendos
amigos que habrán de apadri
narme ti camarero me pregun
ta solícito:
Cafe? '
Dirá usted achicoria. . .
Me traen veneno y recado de
escribir. Pero al ir a trazar mi-
primera carta me detengo per-
plejo. Consentiría mí sinceri-
dad una carta de fórmula em-
bustera como todas llena de hi-
pocresía? y escribo: "Señor aje-
no de alguna consideración y
respeto: Entiende usted poca
cosa de estas cuestiones pero
como no tengo a nadie mejor de
quien echar mano le ruego se
dé la satisfacción de figurar co-
mo padrino de un lance que". .
Y sigo de tal guisa. Por fin aca
bo así: "Agradézcame usted
este nombramiento porque nsí
verá su nombre en los periódi
cos. Koza su mano su conocido
que no le besa nada". . .
Luego a casa de mi novia.
II
La trincheras son zanjas ba
rrosas y angostas. Amanllentas
aguas de lluvias y avenida las
encharcan: Se resbala al an-
dar: Lo ratone corren vivaces
por los taludes las rata a gua-
neras por el fondo cenagoso y
ráfagas de viento traen frías
pestilencia de carroña. En
talud de la trinchera lo zapa-
dores han cavado hondos abri
gos donde se guarecen escuadras
de soldados y en loa lugares
más propicio para la escuchas
y centinelas solo con miraderos
disimulados entre pedruscos y
ramajes. Uesde estas atalayas
se hace In descubierta de las lí
neas enemiga y los artilleros
comunicándose por sus teléfonos
regulan el tiro de los cañones
siempre emplazados más atrás
que las primera defensa. An-
te los do fosos enemigos se
tienden campos de espinosas
alambradas y hay esguevas don-
Ios muertos de las ultimas
ornadas se pudren sobre loa
huesos ya mondos de aquellos
que cayeron en los primeros días
e la invasión. La tierra en tor
no está como arada la metralla
taló los árboles y abrasó la yer-
ba. Del fondo de las trinche-
ras surgen cohetes de luces ro-
La religión oficial del Japón
se funda en el culto de los an
tepasados: y por lo tanto el
primer deber de todo hijo pri
mozénito es llevar con honra el
apellido de la familia y cumplir
con el ritual presento para el cul
to de los muerto de lo cual e-
eún la creencia popular depen
de el bienestar de la familia y la
prospendad de la casa.
Asi el mayor infortunio que
puede sobrevenirle a un hom
bre es no tener descendencia.
por lo que la posición de la espo-
sa no está asegurada en la fami
lia hasta que no es madre sien
do ln eiterilidad causa de divor-
Los varoncitós tienen preda
ción en el "orden de herencia pa-
tnmónial. pero también se reci
be con regocijo el nacimiento de
las niñas.
Tan lu'eeo como nace una
criaturita se participa el suceso
jas verdes y blancas que se
abren n los aires de la noche
oscura esclareciendo brevemen-
te aquel vasto campo de bata-
llas. Corre un alerta desde los
cantiles del mar norteño hasta
los bosques montañeros que di-
visan el Rhin.
Ramón del VALLE INCLAN.
a parientes y amigos quienes se '
apresuran a llevar regalo a lo
padre; suelen ser pescado seco
huevos pasteles pieza de seda
o algodón con las cuales se con-
feccionan rúpas al neonato.
A los siete días el padre im-
pone el nombre que si es varón
debe ser el mismo paterno con
añadidura de un nuevo ubfijo.
El nombre de las niñas no está
suieto a regla y admite toda la
variedad que cabe en la imagi
nación paternal.
ORIGEN DE FRASES CE
LEBRES.
iVae victi! OGuay de lo
vencidos!) E la terrible ame-.
naza de Brenno duque de los
Galos que en los años 362 de
Roma y 390 antes de Jesucris
to incendio y convirtió en mi-
rras la ciudad de los Quiriti.
Eljo Jia de prestarse fe a lo
que dice Titp Livio (Hist lib.
V. c -48) y otros historiadorea
romanos como Floro (I. 13 17)
y Festo (p. 372 ed. Müller).
Si quiere tener un buen resul
tado en su negocio anuncíese
Ud. en el 'Times."
Me quieres?
Un poco.
' Un poco nada más?
Nada más. Tienes algunos
detecto incorregibles.
Mí acento es llano confiden-
cial. Pero la niña que tiene de
la sincendad un concepto arbi-
trario échase a llorar convulsi
va ou madre acude rencorosa
y trágica:
Que ocurre?
Que su hija de usted es una
histérica.
Una histérica? Y usted
un mamarracho.
Y usted un adefesio seño-
Sépalo de una vez.
Voy al teatro. Como la obra
me parece muy mala pateo.
Acabo en la comisaría.
Y por la ñocha cuando al fin
me dan suelta .y puedo llegar a
mi casa me recojo a meditar y
exclamo convencido:
Es preciso mentir. Acaso
la existencia no sea otra cosa li-
no una humilde y piadosa men
tira.
Luí. Antón del OLMET.
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EN LA PRISIÓN
ellos. Yo quiero que sea así y lo conseguiré
contesta ej viejo con firmeza.
' Se levantan. El viejo anda con su paso furtivo
y silencioso mientras su compañero hoce temblar
el puente bajo u calzado de piel rechina los dien-
tes escupe se suena fuertemente causando en
torno suyo una batalla heterogénea y estúpida.
El barco avanza lentamente. Sobre la orilla
por cima del sombrío verdor de los sauces se di-
buja una iglesia: su alto campanario se clava en el
cielo nuboso y las companas suenan lentas y tris-
-tes... Alguien toca el acordeón. El borde del
vapor choca contra el desembarcadero; el bosque
exhala un gemido lastimero; el agua cabrillea (or-
'.dómente bajo la ruedas.
206
MAXIMO GORKI
pliamente sus ojos centellean: hincha los carrillos
para Imitar el recuerdo sordo del cañón grita vo-
ces de mando. . Se ríen de él y él no lo oye por-
que esta muy lejos de quien habla. Esti alia aba-
jo ni otro lado de los Balkanes donde la tierra
bebió u angre donde su energía estalló en fue-
go ardiente y'donde creyó que la vida tenfa razón
de ser Y para recalentarse a este fuego re-
vuelve sus cenizas!
iVete soldado! . . Nos fastidias!. .
Es el mozo de la taberna quien le expulsa. Se
levanta y marcha; su pierna de madera golpea vio-
lentamente el suelo su corazón vibra de añoran-
zas. Vive con un cincelador en un rincón tras de la
estufa.
De vuelta a su casa trepa hasta el rincón estrecho
y sofocante pero cólido y si no ha logrado narrar -su
historia aquel día gruñe t
Los malditos! Ya podían haber escucha-
'do! Pero no... no. Demonios I
211
EN LA PRISIÓN
diferencia; y odia a todas estas gentes que venden
y compran.
El ha visto mucha vece la muerte y no la tuvo
miedo; mientra que loa otro temblaban sólo de
pensarlo. Y esta conciencia de su supremacía le
consuela un poco.
(Ellos no Hiñen no tendrán nunca la cruz de
San Jorge sobre el pecho! . No pueden ser hé-
roe! Pero a pesar de todo él desea que cualquiera le
mañana hasta la tarde medio muerto de hambre
oiga y sepa la valentía de Mlgounoff. Desde la
transido de frío ha recorrido el mercado intentan-
do hablar de' él. Mucha vece comienza su na
rroción nunca la termina. Nadie se cuida de oír
contar hazañas. Y el viejo Migouneff se siente -inútil
olvidado se enoja contra todo. . . Tropieza
a lo yentea y viniente como por-caua!dad pero
en estes tropiezos halla consuelo.
De cuando en cuando entra a la taberna. Pero
el dueño y los mozo le acogen mal se le burlan;
lo encuentran fastidioso.
S no le echan el viejo soldado va de una mesa
a otra buscando siempre un oyente. Cuando en-
cuentra alguno se transforma; su palabra fluye ana
MAXIMO GORKI
210
EN EL MERCADO . -
UN HEROE
UbMJ. circula entre Ja multitud de comprado-
re. Estfn fruncidas "ceja sua ojos tienen lina
SfJf!?r.0'oro4 Y suplicante. Hilo de plata
'cubren Ta morena piel de su mejillas. Viste un ra-
póte militar. Sobre u pecho entre medalla brilla
. la cruz de San Jorge. Su pierna derecha está
reemplazada por wu tosca pata de palo. Al an-
. . dar deja trae S en la nieve agujerito redondee.
Viendo su rostro abatido loa vendedores habi-
túale del mercada e partan temeroso moleste.
El viejo paja ante ello. y se dirige hacia el centre
tiende están alineada Ja carreta de lo aldeana
207
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El Paso Morning Times (El Paso, Tex.), Vol. 36TH YEAR, Ed. 1, Monday, July 30, 1917, newspaper, July 30, 1917; El Paso, Texas. (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth199907/m1/4/: accessed April 26, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu; crediting University of Texas at El Paso.